lunes, 22 de octubre de 2012

Sugar Cube Giveaway

Pues escribo esta entrada para presentar el primer giveaway en el que participo con este blog. Nada más y nada menos que de la mano de otra maña: Kasui, del blog Sugar Cube.

 PRIZES 
                          Japanese curry of Suite Pretty Cure
                          Cute Jewel Charm set of Jewelpet
                          Miss Bunny Charm 
                          Pink cosmetic bag
                          Pink leopard nail kit
                          Set of three nail polishes (Red, pink and nude)
                          Moustache set: ring + pendants
                          Handmade Rilakkuma necklace
                          Four korean BB cream samples
                          Stickers of yummy food

sábado, 20 de octubre de 2012

Reseña: Llévame allí de Susane Colasanti



Título: Llévame allí
Autora: Susane Colasanti
Editorial: Laberinto
Año de publicación: 2011
Páginas: 286
ISBN: 9788484835530
Precio: 15,50€

"Si te das una oportunidad, puede que descubras que el verdadero amor te está esperando. Rhiannon está destrozada después de romper con su novio y solo quiere volver con él. Nicole tiene un ex novio que todavía tiene cierto protagonismo en su vida, pero no puede evitar sentir algo por otra persona. James y Rhiannon son solo amigos… de momento. Quizá el deseo compartido de estos tres amigos de bajarle los humos a una listilla los lleve a conseguir lo que desean… y puede que algo más. El relato de una semana que cambiará la vida de estos personajes narrado desde tres puntos de vista distintos pero muy realistas. La novela de Susane Colasanti nos lleva a hacer un recorrido por los altibajos del amor… y del karma."

OPINIÓN PERSONAL

Encontrarme con este libro en la biblioteca fue toda una sorpresa, además de que estuviera en buen estado y como nuevo.

Esta novela nos presenta una historia que transcurre en 6 días, que nos cuentan los 3 protagonistas: Rhiannon, Nicole y James. Se trata de una historia bastante sencillita, muy juvenil: Tres chicos de instituto con sus correspondientes amoríos, la típica tía rubia pedante, los amigos que se gustan... En fin. Como ya digo, puede resultar simplona, pero resulta bastante entretenida y fácil de leer, quizás no enganche hasta el punto de resultar aditiva, pero bien es verdad que es una lectura ligera para pasar un rato entretenido y desconectar.

Algo que me ha gustado bastante es la diferenciación entre los tres personajes. Cada uno de sus capítulos está escrito en una fuente diferente que nos permite diferenciarlos, además de que cada uno cuenta con su propio símbolo (La luna, una flor y una ventana respectivamente). Realmente, es lo que ocurre en la vida real, según la personalidad de cada uno, prestamos atención a unos detalles u otros, y este es el caso, porque aunque los tres nos cuenten los mismos días, cada uno de ellos pone su atención en diferentes acontecimientos; además de que cada uno tiene su propio estilo.

En resumidas cuentas, es una novela entretenida con una historia costumbrista con algunos detalles bastante tiernos. Curiosa en su presentación a la par que original. 

domingo, 14 de octubre de 2012

Frankenweenie de Tim Burton

La última película de Tim Burton por fin ha llegado a las pantallas españolas, y como no, ayer, en plenas fiestas del Pilar, mi novio y yo nos reservamos una entrada.

En primer lugar, esta película es TIM BURTON, con todoas y cada una de las letras, ya que podemos encontrar tanto referencias a sus propias películas (Batman, Pesadilla Antes de Navidad, Ed Wood, e incluso la estética de los personajes nos recuerda bastante a La Novia Cadáver) como a otros tantos clásicos de terror y algunos de cine de serie b, como es el caso de una tortuga mutante con un cierto gran parecido a Gamera, los Gremlins mutados tras la acción del agua, un toque de Drácula, la Momia y, por supuesto, Frankestein. También tenemos referentes a personajes importantes dentro de la literatura de terror, como Mary Shelley o Edgar Allan Poe y algunos figurines como Van Helsing. Resulta muy entretenido y curioso para todos aquellos adictos y fanáticos burtonescos. 

En cuanto a lo que nos ocupa: La película. El argumento principal se resume básicamente en la novela de Shelley, sólo que en vez de una criatura tenemos un perrito y un niño como doctor Frankestein; pero en este caso su descubrimiento se le va a ir de las manos con todos aquellos compañeros de clase cuya prioridad es tanto ganar el premio de la Feria de Ciencias que va a tener lugar en el colegio, como volver a traer a la vida a sus mascotas. Mala combinación para Nueva Holanda. Por lo demás, quizás ante un primer vistazo pueda parecer una película para niños, evidentemente también la disfrutarán, pero todos esos guiños y referencias que aumentan el interés de la película se quedarán en el tintero. 

Me encantó el tratamiento de los personajes, además de la diversidad de estos, como no, yo soy fan a muerte de "Weird Girl" (O la chica rara, supongo) y Bigotitos (Amor amor amor). Como pegas, me sobran algunos personajes, como el chavalín gordo con sus monos de mar, bien es verdad que introduce ese guiño a la película de los Gremlims, pero los otros podrían haber dado mucho más juego, además de profundizar en la relación de Victor y Elsa, que queda un poquico así como en el aire, aunque en teoría tienes que atar tu los cabos sobre lo que pasa allí, pero bueno, Elsa tampoco es que sea un personaje al que se le de mucha importancia, parece que vive sumida en su mundo de melancolía y autocompasión.

En resumidas cuentas, es una película para todos aquellos que sean fans de Tim Burton o para todos aquellos que quieran pasar un buen rato y enternecerse un poco con niños bizarros y mascotas mutantes. 

En cuanto al merchandising, Disney se ha lucido al elegir los personajes que representar modo peluche, sinceramente, menos Edgar y más Weird Girl.

SPOILER: Estoy muy muy indignada con la muerte de Bigotitos ¡¿Por qué?!

lunes, 1 de octubre de 2012

Vuelta al cole

Como no, septiembre ya está aquí, y con el llegan las clases y el característico fresquico de Zaragoza. Debido al susodicho frío hay que empezar a sacar la ropa abrigada y ya de paso, puede caer algo para aumentar el contenido del armario. En mi caso, vengo a presentar dos prendas (Más bien accesorios) que ha llegado a mis manos:

La primera vez que vi este modelo de bolso me llamó bastante la atención, aunque claro, como era verano todos los modelos tenían unos colores excesivamente brillantes, y yo no es que sea la dama arco iris. Yo iba detrás de un modelo tal que este pero en marrón y ¡Bingo!, mi deseo fue concedido gracias a la tienda Misako, y encima rebajado. La verdad es que es una de esas cosas a las que le estoy sacando bastante partido, no es un bolso excesivamente grande, pero cabe todo aquello que modestamente me acompaña en mis paseos. Es un bolso bandolera, por lo que es bastante cómo de llevar, aunque en mi opinión le falta algún bolsillico por dentro, para arreglar esto, la forma es bastante regular y no te pierdes buscando cosas. 

Por otro lado, algo un tanto raruno viniendo de mi persona: Unos zapatos. Este modelo "zapato de uniforma escolar japonés" lo descubrí en otro blog, y me gustó bastante, y no tenía zapatos de arreglar, a mi madre le entusiasmó la idea y ale. En este caso es de una tienda sin pena ni gloria de cuyo nombre no me acuerdo, los zapatos no son de ninguna marca concreta pero aún así estoy bastante contenta con la calidad, incluso llevan tapas de repuestos para cuando salten las que vienen puestas. Son bastante cómodos, aunque como soy una negada con tacones (Por muy pequeños que sean) en los pies, de momento los he sacado una vez de casa, pero me los pongo casi todos los días para marear a mi madre con mi taconeo por el pasillo. 

martes, 28 de agosto de 2012

La princesa de la torre

Había una vez una princesa confinada en una torre. Nada tenía que ver con largos cabellos, ya le gustaría a ella lucir una preciosa melena; ni con dragones; príncipes ni nada por el estilo. Ella vivía en la torre por propia elección, podría decirse que se trataba de su guarida, un pequeño escondite en el que vivir sana y salva, apartada de miedos, malos pensamientos, de los que podía huir tumbándose en la cama y cerrando los ojos, dejándose trasportar lejos. 

En su alta torre la princesa disponía de una ventana a la que a veces gustaba de asomarse: Desde ahí se veía a gente reír y disfrutar, correr libres sin paredes que frenaran sus pasos, efectivamente, parecían divertirse ahí abajo. Ella no tenía queja, pues disponía de entretenimiento y alguna ocasional visita, en resumidas cuentas, disponía de una falsa tranquilidad; no nos engañemos, echaba de menos el viento entre su pelo, el pasear por distintos paisajes... El vivir plenamente y sin esas barreras de piedra. 
Pero la princesa tenía miedo, había cientos de miles de escalones que la separaban del suelo, de la libertad, escalones que en su mente se dibujaban peligrosos, afilados, desiguales y estrechos, todo un riesgo, pues podía resbalar y caerse, podía hacerse daño, quizás perder su vida ¿Y para qué arriesgarse? Ella estaba muy bien en su torre.

¿O quizás no?

Un día se asomó al umbral de la puerta, subía hasta ella el olor del verano, el sol... Era delicioso, pero por delante la hilera de escalones parecía eterna, la hacía llorar, y entre lágrimas dando un portazo, se escabulló entre las sábanas. 
El siguiente estaba decidida a ver esos peldaños de cerca, pues el tacto del sol sobre su rostro se le hacía demasiado poco. Toda la confianza aunada en un primer momento se iba desvaneciendo a cada paso, miedo, pero ella seguía adelante, poco a poco, con la punta del pie rozó el primer escalón. Vaya pues de cerca no daba tanto miedo. 
Un tercer día se sentó sobre ese primer escalón, podía oler, aún lejos, la libertad. Antes de volver a su habitación probó a bajarlo, y no pasó nada, y bajó un par más, pero perdió el equilibrio y asustada volvió de nuevo al primero y de nuevo a su cama. Antes del cuarto día transcurrió más tiempo
Pero llegó, y agarrada a la pared, volvió a bajar ese primer escalón, el segundo, el tercero... Despacio, bajó otros tantos más. Aunque al darse cuenta de lo lejos que estaba de la puerta se asustó un poco volvió a subir despacio, y esa noche durmió con una sonrisa satisfecha. 
Un cuarto, un quinto día, una semana y un mes, se enfrentó al último escalón, el más alto, que definitivamente la separaba de la normalidad. 
Y tuvo miedo.
Y necesitó tiempo, mucho tiempo. 
Pero poco a poco fue bajando un pie, y tocó el suelo, luego el otro, un suspiro.
Y seguía teniendo miedo.
Pero con poner un pie delante del otro, con esperanza y paciencia, y tiempo, mucho tiempo, volvió, volvió para quedarse. 

martes, 21 de agosto de 2012

A veces, no hago las cosas bien

¿Por qué escribo esto? Realmente porque hoy es uno de esos días difíciles, en los que cientos de hormonas se han puesto de acuerdo para nublarme la vista y robarme el ánimo. 

En días así pienso en las cosas que he hecho mal desde el momento en el que la ansiedad entró en mi vida, dejando a un lado lo hipocondríaca que puedo ser, el pánico y las tardes de tener que volverme a casa. Un cumpleaños, invadido por los nervios y el miedo, en el que no puede apreciar todo aquello que se ponía a mi disposición y que recuerdo, ciertamente, con algo de nostalgia, pues en vez lleno de ilusión estaba lleno de nerviosismo, de volver a casa, de miedo, al fin y al cabo.

Bien es verdad que el transcurso del tiempo no ha frenado una evolución favorable, un retroceso de los miedos y el inicio del raciocinio. Ya no me vuelvo a casa, puedo comer con normalidad y estar acompañada de gente toda una noche. "Las cosas van poco a poco", le dije que no a los antidepresivos, y firme me mantengo. Empecé a probarme, cada vez más lejos, y más, y todo va perfecto, iba, irá.

Pero hoy es un día demasiado difícil, que se me apodera, en el que no me apetece razonar toda sensación aunque sepa su origen, no me apetece salir de casa aunque sea lo más beneficioso. Hoy es el día en el desayuno se tornó tormenta y la tarde lluvia, todo por sentir que no estoy a la altura, que tendría que ser yo la persona fuerte, la que esté ahí en un momento difícil, la que ha de sonreír al fin y al cabo. Pero no, hoy no. Hoy es un día difícil, demasiado difícil. 

domingo, 10 de junio de 2012

16 días

Hoy, después de realmente tanto tiempo, no sé lo que realmente me impulsa a llenar una nueva entrada. Bueno, realmente sí que lo sé, quiero hacerte sonreír como a mí me gusta.

Bien es verdad que ahora mismo no es que sea un gran momento para ponerse romántico: Exámenes, días, apuntes y tiempo, sobre todo tiempo, tiempo robado de viernes y sábados que están por llegar, teñidos por la fina neblina de los nervios y la impaciencia por que llegue ese lejano 27 de junio, el recuerdo del 28 por la noche y el 30, el día en que... en fin, El día.

Soy repetitiva y empalagosa, y lo peor es que lo sé, pero me gustaría decirte tantas cosas que no me queda otra que desembocar en un glaseado melodrama, pues tanto tiempo entre líneas y folios da para pensar mil cosas: Desde el momento en el que empezaste a llamar mi atención, echarle la culpa a un capricho o el estrés en tu caso, cerrar los ojos y pensar en ti empezó a ser lo normal aunque no debería, sentir accidentalmente la suavidad del tu piel en plena carrera cuadriculada... Y míranos ahora, compartiendo cientos de centímetros de piel, dedos entrelazados en plena clase, un beso descarado ante toda la gente que pasea por el Centro, una sonrisa, una mirada, tras otra, y cerrar los ojos y pensar en ti como algo normal. 

Hoy me gustaría retomar a aquella plaza ¿Recuerdas? Aquella plaza donde el tiempo se detiene aunque a veces sea necesario una carrera contra las agujas del reloj, y quedarnos allí en silencio, que hablen nuestras manos en un contacto no accidental, una mirada a propósito, un beso cumplido.

Las épocas de exámenes siempre son la peor parte del año, pero tienes razón: 3 semanas justifican 3 meses por delante. Contigo. Siempre.