martes, 21 de agosto de 2012

A veces, no hago las cosas bien

¿Por qué escribo esto? Realmente porque hoy es uno de esos días difíciles, en los que cientos de hormonas se han puesto de acuerdo para nublarme la vista y robarme el ánimo. 

En días así pienso en las cosas que he hecho mal desde el momento en el que la ansiedad entró en mi vida, dejando a un lado lo hipocondríaca que puedo ser, el pánico y las tardes de tener que volverme a casa. Un cumpleaños, invadido por los nervios y el miedo, en el que no puede apreciar todo aquello que se ponía a mi disposición y que recuerdo, ciertamente, con algo de nostalgia, pues en vez lleno de ilusión estaba lleno de nerviosismo, de volver a casa, de miedo, al fin y al cabo.

Bien es verdad que el transcurso del tiempo no ha frenado una evolución favorable, un retroceso de los miedos y el inicio del raciocinio. Ya no me vuelvo a casa, puedo comer con normalidad y estar acompañada de gente toda una noche. "Las cosas van poco a poco", le dije que no a los antidepresivos, y firme me mantengo. Empecé a probarme, cada vez más lejos, y más, y todo va perfecto, iba, irá.

Pero hoy es un día demasiado difícil, que se me apodera, en el que no me apetece razonar toda sensación aunque sepa su origen, no me apetece salir de casa aunque sea lo más beneficioso. Hoy es el día en el desayuno se tornó tormenta y la tarde lluvia, todo por sentir que no estoy a la altura, que tendría que ser yo la persona fuerte, la que esté ahí en un momento difícil, la que ha de sonreír al fin y al cabo. Pero no, hoy no. Hoy es un día difícil, demasiado difícil. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario